Antonio Medrano | Babahoyo
Hacinamiento

BABAHOYO. En medio de rejas metálicas removibles permanecían la semana pasada los infractores.
Debido a la falta de espacio en el centro de rehabilitación de esta ciudad, los detenidos, especialmente por contravenciones, han sido recluidos en el patio del Comando de la Policía entre unas rejas improvisadas y sin mayores seguridades.
Hace una semana, rodeado de una cerca metálica, más de una veintena de personas detenidas por alteración del orden publico, boletas de apremios, no portar documentos, conducir en estado etílico, fueron llevadas a este sitio donde solo los cubre una pequeña palmera.
El coronel Byron Fernández, jefe de la Policía Judicial, admitió que los detenidos son ubicados en dicho espacio por cuanto en la cárcel ya no entra una persona más.
El oficial indicó que del particular ya se ha informado a las autoridades respectivas y se espera que tomen una solución urgente al respecto; “lo que nosotros hacemos es cumplir con nuestro deber y retenerlos en este lugar porque en la cárcel no entra un alma mas”, reiteró el jefe policial.
En este centro de rehabilitación, construido hace cerca de 50 años para 70 personas, están en la actualidad cerca de 300 internos, se informó.
La cárcel está ubicada en las calles Malecón entre Ricaurte y Mejía, a pocos metros del hospital Martín Icaza, de la Dirección de Educación, del Comando de la Policía y está rodeada de viviendas, lo que en varias ocasiones ha originado reclamos de los residentes de la zona por el peligro que representa.
Al ingresar a este sitio se observan dos pequeñas celdas, una destinada para contraventores y otra para los choferes, con capacidad para tener un máximo de diez personas, según autoridades, pero la realidad es distinta: la semana pasada en una había 20 y en otra 22 ciudadanos, que en su mayoría duermen en el piso sobre pedazos de cartón.
Hacia el interior del centro, luego de pasar por dos puertas de hierro que dan acceso al patio, están la mayoría de internos que cometieron delitos como robo, tráfico de drogas, violación y asesinato, que tienen que compartir pequeñas celdas y pasar la mayor parte del día en un estrecho patio que, dicen, les dificulta realizar alguna actividad deportiva.
En la cárcel, los empleados no quisieron comentar sobre los problemas porque indicaron que no están autorizados.
Hace una semana, rodeado de una cerca metálica, más de una veintena de personas detenidas por alteración del orden publico, boletas de apremios, no portar documentos, conducir en estado etílico, fueron llevadas a este sitio donde solo los cubre una pequeña palmera.
El coronel Byron Fernández, jefe de la Policía Judicial, admitió que los detenidos son ubicados en dicho espacio por cuanto en la cárcel ya no entra una persona más.
El oficial indicó que del particular ya se ha informado a las autoridades respectivas y se espera que tomen una solución urgente al respecto; “lo que nosotros hacemos es cumplir con nuestro deber y retenerlos en este lugar porque en la cárcel no entra un alma mas”, reiteró el jefe policial.
En este centro de rehabilitación, construido hace cerca de 50 años para 70 personas, están en la actualidad cerca de 300 internos, se informó.
La cárcel está ubicada en las calles Malecón entre Ricaurte y Mejía, a pocos metros del hospital Martín Icaza, de la Dirección de Educación, del Comando de la Policía y está rodeada de viviendas, lo que en varias ocasiones ha originado reclamos de los residentes de la zona por el peligro que representa.
Al ingresar a este sitio se observan dos pequeñas celdas, una destinada para contraventores y otra para los choferes, con capacidad para tener un máximo de diez personas, según autoridades, pero la realidad es distinta: la semana pasada en una había 20 y en otra 22 ciudadanos, que en su mayoría duermen en el piso sobre pedazos de cartón.
Hacia el interior del centro, luego de pasar por dos puertas de hierro que dan acceso al patio, están la mayoría de internos que cometieron delitos como robo, tráfico de drogas, violación y asesinato, que tienen que compartir pequeñas celdas y pasar la mayor parte del día en un estrecho patio que, dicen, les dificulta realizar alguna actividad deportiva.
En la cárcel, los empleados no quisieron comentar sobre los problemas porque indicaron que no están autorizados.
Fuente: El Universo.com
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